Últimamente no se vosotros, pero yo me estoy empezando a dar cuenta de que algo pasa con la alta cocina española.
Primero nos enteramos de que Sergi Arola tiene problemas para pagar a hacienda y casi hace como la Flores, lo de pedir una peseta a cada español para que le pagásemos la deuda entre todos.
Al final todo se quedó en susto porque solo tuvo la bodega del restaurante cerrada unos días, eso sí se enteró toda España porque se llama Sergi Arola y parece ser que le debemos estar agradecidos de todo lo que ha hecho por el país.
Poco después nos enteramos de que el restaurante Can Fabes que en su día fundó Santi Santamaría también colgaba el cartel de cerrado. En este caso son muchos los factores que han influído pero uno de los más importantes fue el perder a su jefe de cocina Xavier Pellicer que decidió desvincularse del restaurante.
Tras 32 años la familia argumenta que la crisis ha sido la causante de un cierre involuntario, pero yo creo que en el caso de este tipo de restaurantes puede haber otros muchos factores que están influyendo en que su afluencia no sea la misma que hace años.
Está claro que la crisis tarde o temprano ha acabado afectando a todos los colectivos en mayor o menos medida y la alta cocina no podía ser menos, pero también es verdad que en los últimos años la cocina en España ha cambiado mucho. Antes había 2 opciones, el restaurante de toda la vida donde comer comida tradicional y la alta cocina con fusiones, sabores nuevos, decoración meticulosa y aptos para el bolsillo de muy pocos.
Hoy por hoy hay muchas mas alternativas ya que la mayoría de establecimientos ya ofrecen una esmerada cocina que en muchos casos sus jefes de cocina han aprendido con los mismos chefs propietarios de esos restaurantes de alta cocina, y además lo hacen de una forma mucho mas económica para sus clientes, por lo que todos podemos disfrutar de su cocina.
Este punto ha influido mucho en que muchos prefieran ir asiduamente a este tipo de restaurantes en los que la variedad gastronómica no envidia nada a aquellos que plantean un verdadero desafío para el bolsillo y a los que solo acceden determinado estatus de clientes.
Estoy segura de que los grandes hablarán en términos de crisis económica pero no se si los escucharemos hablar de crisis gastronómica.
Texto; Ana I. Núñez
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