El Martes 14 de Mayo, en el 6º programa de Masterchef, en lugar de disfrutar de una nueva expulsión, decidieron hacer una repesca y así ganar un programa más a la temporada.
Un programa algo sin sentido ya que si la echaron por tener menos cualidades que el resto seguirá teniendo menos cualidades que el resto.
Esto da pie a pensar que si repescas a alguno el resultado tienen que ser precisamente el que fue, que más que una repesca es una simple visita.
Santiaga llegó con ganas guerra, en los primeros minutos utiliza su ventaja a la hora de elegir producto para hacer la puñeta al resto de concursantes, o por lo menos a unos cuantos.
Al pobre Jose Luis le asigna unas algas que lo más cerca que habría estado de ellas sería cuando te vas a la playa y se te enredan en el pie.
A la altiva de Clara le deja un raya que exigia tener la fuerza de Hulk para quitarle la piel.
A Jose Manuel le asigna las ortiguillas, una anémona perteneciente al grupo de los celentéreos, que despliega hasta
150 tentáculos pardo-verdosos, con las puntas de color rosado. Algo que parece ser que se ha convertido en una delicatesen marina y que hay que manipular con cuidado ya que produce urticaria.
Un plato sin misterio ya que hay pocas formas de cocinarlas, rebozada en harina y frita después dejando crujiente la parte de fuera.
Una larga lista de delicatesen del mar son las que tienen que cocinar los 11 concursantes, reservándose para ella misma un lenguado que tenía aspecto de tesoro para cualquier cocinero.
Santiaga no se complica mucho en la elaboración, unas rodajas de limón y el lenguado entero al horno, aquí hay que apuntar que teoricamente estaría esperando a que se enfriase el pesacado porque después de muchos minutos seguía sin hornearlo
Cuando saca el lenguado del horno nos hace sufrir a todos, es imposible hacer un destrozo mayor para sacar una sola ración para el jurado. Sin salsa, sin guarnición, un lenguao al horno que más parecía servir para una peli tipo este pescao está bien muerto que para una receta de masterchef.
La pobre Santiaga cambió su delantal blanco por el negro por semejante atrocidad pero no se confomó con eso. La siguiente prueba consistía en utilizar los restos de un cocido que tenía mejor pinta que cualquiera de los platos que estos señores han preparado en el concurso, algo aparentemente sencillo y más para quien cocina habitualmente cocina tradicional.
Santiaga por el contrario decide hacer caso omiso del requisito de utilizar las carnes del cocino y prepara unas croquetas con un ligero toque de tocino, acompañadas eso si por unas tapas que ni tras día de ayuno podía apetecer comer.
En fin, que la pobre Santiaga volvió para rellenar un programa y alargar un poco la temporada ya que parece ser que poco a poco Masterchef va remontando de los malisimos resultados del principio.
Texto; Ana I. Núñez
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