Deben estar jugando al despiste porque si en el anterior, repescaban a un expulsado, en este se han quitado a 2 de encima en el mismo programa.
En cuanto a las eliminaciones la primera estaba cantada, eso de que quien avisa no es traidor se cumple perfectamente en el caso de Noel ya que casi desde el primer programa y exceptuando uno, los jueces amenazan con echarle.
Su expulsión se produjo tras cocinar un pollo relleno que casi al igual que todos los demás había que probar cerrando los ojos porque estos chicos lo que bajo en grasas y el que las cosas tengan su tiempo de cocción no lo han aprendido ni después de esas clases magistrales que les dan.
Con Noel fuera, se dividieron en tres equipos para cocinar en tres hoteles de lujo para cuatro pijos que no tenían otra cosa que hacer que ir a tomar el té.
Los aspirantes cuando oyeron preparar la meriendo respiraron aliviados, pobres tontuelos que pensaban que serían 4 tortillitas y unos canapeses, y cuando les dieron la lista que tenían que hacer parecía más los postres de las bodas de las infantas; Platos excesivamente complicados y faltos de tiempo para hacerlos.
Tras dar de merendar al elenco de Aguila Roja entre otros, 3 de ellos se disputaban el seguir en Master chef;
María, una niña mimada que no hace mas que llorar desde el primer día y que en todos los programas tiene un pie más fuera que dentro.
Cerezo, insoportable en cada uno de los programas, como cocinero uno más, pero como compañero y persona con educación deja mucho que desear pero como da juego televisivo sigue en el programa.
Jose Luis, un tio que ha evolucionado programa tras programa pero que ayer tuvo muy mala suerte porque le colocaron en un grupo al que solo le podían echar a él.
Y como ya sabéis este último fue expulsado dejando un programa dentro a Maribel, que no sabemos muy bien como acaba salvandose de todas las quemas, pero si no la echan por la cocina al menos que lo hagan por el bien de nuestros oidos.
Cada semana queda más claro que el jurado se compone de 2 miembros y uno mas para hacer bulto ya que a Samantha esperemos que no le paguen por palabras porque sino no le sale a cuentas.
Texto; Ana I. Núñez